En vista de la seriedad que encierra el matrimonio, la mujer que desea tener buen éxito en él hace bien en casarse solo con un hombre al que pueda respetar... uno que sea estable y equilibrado, que tenga juicio sano, que pueda encargarse de responsabilidad y ser lo suficientemente maduro como para aceptar crítica útil. Pregúntese: ¿Será buen proveedor, buen padre a los hijos que quizás bendigan esta unión? ¿Tiene normas morales altas de modo que ambos puedan estar firmemente resueltos a mantener el lecho conyugal honorable e incontaminado? ¿Manifiesta él humildad y modestia, o es orgulloso y terco, uno que desea ostentar su posición de cabeza, que cree que siempre tiene la razón y no está dispuesto a razonar en cuanto a los asuntos que se presenten? El asociarse con el hombre por suficiente tiempo antes del matrimonio permitirá discernir estas cosas, especialmente si hay un apegarse a los principios bíblicos como la norma para juzgar.
28 De manera similar, el hombre que toma en serio el buen éxito de su matrimonio busca una esposa a la que pueda amar como a su propia carne. Ella debe complementarlo como socia o compañera en el establecimiento de un hogar. (Génesis 2:18) Ser buena ama de casa es una carrera que exige mucho de la persona y encierra diversas responsabilidades. Exige demostrar talentos de cocinera, decoradora, economista, madre, maestra, y mucho más. El papel de ella puede ser creativo y excitante, pues ofrece muchas oportunidades para el desarrollo y la satisfacción personal. La buena esposa, tal como el esposo de mérito, demuestra industriosidad: “Está vigilando cómo marchan los asuntos de su casa, y el pan de la pereza no come.”—Proverbios 31:27.
29 Sí, ambos hacen bien en pensar detenidamente en lo que ven... la evidencia de limpieza personal y disposición hacia el orden o la falta de ello; de diligencia o, en vez de eso, de pereza; de ser razonable y mostrar consideración y no de terquedad y egoísmo; de saber economizar o de prodigalidad; de aptitud en la manera de pensar que contribuya a un disfrute de la conversación y un enriquecimiento espiritual en vez de pereza mental que haga de la vida una rutina monótona de atender las necesidades físicas diarias y poco más de eso.
30 El respeto sincero entre las dos personas es un ingrediente clave para un matrimonio de éxito. Y esto también aplica a las expresiones de afecto durante el cortejo. La familiaridad indebida o la pasión sin freno puede abaratar la relación antes de que comience el matrimonio. La inmoralidad sexual no es buen fundamento sobre el cual comenzar a edificar un matrimonio. Revela una egoísta falta de preocupación por la felicidad futura de la otra persona. El fiero calor de la pasión que momentáneamente parece forjar un enlace irrompible puede enfriarse rápidamente y, dentro de unas semanas o hasta días, el matrimonio puede quedar convertido en cenizas.—Compare con el relato de la pasión de Amnón por Tamar, dado en 2 Samuel 13:1-19.
31 Los despliegues de pasión en el cortejo pueden sembrar semillas de dudas que posteriormente hagan surgir incertidumbre en cuanto al verdadero motivo que haya habido para el matrimonio. ¿Fue solamente para suministrar una salida a la pasión, o fue para compartir la vida con alguien a quien genuinamente se aprecia y ama como persona? La falta de gobierno de uno mismo antes del matrimonio con frecuencia anuncia falta de lo mismo después, y el resultado puede ser infidelidad e infelicidad. (Gálatas 5:22, 23) Malos recuerdos dejados por la inmoralidad premarital pueden ser estorbos para un ajuste emocional sin asperezas al matrimonio en sus primeras etapas.
13 de noviembre de 2009
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