5 de diciembre de 2009

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Domingo 6 de diciembre
El amor nunca falla (1 Cor. 13:8).
A los discípulos de Jesús se nos identifica por el amor que nos tenemos (Juan 13:34, 35). De hecho, se nos manda que ‘nos amemos unos a otros’ (1 Juan 3:23). Pablo dice que el amor es sufrido y bondadoso. No es celoso, no se vanagloria, no se porta indecentemente ni busca sus propios intereses. Tampoco se siente provocado ni lleva cuenta del daño. Se regocija con la verdad, y no con la injusticia. Todo lo soporta, lo cree, lo espera y lo aguanta (1 Cor. 13:4-7). Si permitimos que el espíritu de Dios genere amor en nosotros, esta cualidad sin duda estará presente en nuestra relación con Dios y en el trato con nuestros semejantes (Mat. 22:37-39). El apóstol Juan escribió: “El que no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene la vida eterna como cosa permanente en él” (1 Juan 3:14, 15). Si nos guiamos por el espíritu santo, manifestaremos amor a Dios, a nuestros hermanos en la fe y a otras personas. w07 15/7 2:7, 8

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