8 de diciembre de 2009

Miércoles 9 de diciembre
No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante (Gén. 2:18).
Una parte fundamental del propósito de Dios para la humanidad era que los matrimonios tuvieran hijos y llenaran la Tierra (Gén. 1:28). “Voy a hacerle una ayudante [al hombre], como complemento de él”, dijo Jehová. Entonces hizo que Adán cayera en un sueño profundo, y de su cuerpo perfecto tomó una costilla, a partir de la cual creó a una mujer perfecta, Eva. Cuando Jehová se la llevó al hombre, este dijo: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada”. Eva realmente complementaba a Adán, pues, pese a que ambos habían sido creados perfectos, a la imagen de Dios, cada uno tenía características y cualidades distintas del otro. Como hemos visto, fue Jehová quien instituyó el matrimonio. Y Adán y Eva no tuvieron ningún problema en aceptar esta institución divina mediante la cual recibirían apoyo el uno del otro (Gén. 1:27; 2:21-23). w08 15/3 2:1, 2

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